viernes, 8 de julio de 2011

Malabares

Más de cuarenta años trabajando en casa y en su negocio. Cuatro hijos y muchos veranos que resolver. Levantarse temprano, preparar la comida que nosotros bajábamos a la playa y allí esperábamos a que llegasen nuestros padres para darnos el primer baño del día. La comida, el breve descanso y de nuevo vuelta al trabajo mientras que algún familiar cercano nos “echaba un ojo” hasta que nos volvíamos a casa donde esperábamos de nuevo a nuestros padres. Y así hemos pasado los veranos más felices de nuestras vidas, llenos de arena, juegos, baños y atardeceres. Íbamos a mariscar a las piedras, paseábamos hasta el límite mental que nos imponían los fortines al final de la playa y el chocolate se derretía entre el pan caliente en el mes de agosto.

Y no, ninguno de los cuatro hermanos tenemos ningún trauma. Ni tenemos la sensación de abandono, nos cuidaban en la distancia y con largos tentáculos hacían malabares para que no lo notásemos. Vaya mérito.

Sin querer generalizar, ahora no sabemos qué hacer con nuestros hijos durante el verano y buscamos talleres, campamentos de verano y decenas de actividades para tenerlos entretenidos. No lo critico, las circunstancias son otras.

Hoy, 8 de julio, es el cumpleaños de mi madre, y me han venido a la memoria esos veranos que nos regalaron y que se han quedado grabados para siempre. Hoy me encantaría verme en la orilla de la playa con el cubo y la pala, jugando con la arena, y medio mojada, volver la vista hacia el sombrajo y verte sentada disfrutando del sol.

Felicidades, mamá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me has trasladado a esa playa de mi niñez que compartiamos sin conecernos y a esos juegos (el puntillón) que milagrosamente nadie se lo clavaba, a ese mar, a esos atardeceres...Qué tiempos tan felices!!!!. Gracías por estos ratitos y felicidades de nuevo por este blog.Ah!! se me olvidaba qué bonita la entrada "hoy te he ehado de menos amigo", un beso Ana Balsa

Arbatán dijo...

Hola, guapa. Quien ha vivido esos eternos veranos de la niñez sabe de lo que hablo, ¿verdad? Como comentas, ¡qué tiempos tan felices!
Gracias por tus comentarios, me encanta leerte. Un beso