miércoles, 16 de septiembre de 2009

Permite

Permite que te robe tu tiempo un minuto.O dos.
Permite que te obligue a realizar una reflexión que en estos momentos no apetece. Permite que pueda entrar durante unos segundos lectores en tu cabeza e intente hacerte ver una realidad palpable que nos negamos a admitir.Permite que te deje ver por una rendija aquello que, entre todos, estamos creando y dando forma.

Permite que tus hijos se estén convirtiendo en tiranos. Permite que desde pequeños decidan qué ponerse y qué no.Permite que exijan vestir de tal o cual marca o firma. Permite que te alcen la voz, que te griten, que no te tengan respeto. Es buen camino para que se vayan formando como fascistas de espíritu.Permite que en cumpleaños y Reyes se llenen de regalos, hasta el punto de que no puedan asimilar todo lo que se presenta ante sus ojos y puedan abarcar sus manos. Permite que no sepan apreciar el valor de las cosas y lo que cuesta llegar hasta ellas. Permite que consigan todo con malas caras y lloros, y, llegados el punto, con amenazas.Permite que desde pequeños manejen dinero y que arrasen con todo lo que se les antoja,con todos los caprichos.Permite que algunos que no saben todavía escribir bien su nombre ya tengan móvil, mp3, mp4 ( y el 5 y el 6…), Nintendo, Play Station y Wii, por supuesto con miles de juegos, complementos y programas, dejándolos postrados en un sofá adivinando que un balón de fútbol y una comba para saltar son juguetes prehistóricos.

Permite que no respeten a sus profesores, si fuese necesario, tampoco los respetes tú.Réstales autoridad, aquella que a ti ya no te queda, la que has ido perdiendo en este juego de idolatrar a tus hijos.Permite que puedan asistir a tus enfrentamientos verbales con sus maestros.Mejor si el enfrentamiento es físico. Permíteles, además, que tampoco respeten a sus compañeros, y por ende, al resto de la sociedad. Permite que les dé igual una piedra de la calle para pegar una patada, que cualquier rueda de un coche, moto, o farola del alumbrado público.Tienen que desfogarse, que para eso son jóvenes.
Permite el convertirte en su amigo, y si puedes, mejor en colega.No permitas una riña, no permitas un castigo,no permitas eso tan arcaico y obsoleto de hablar y razonar, no permitas el ser un buen ejemplo para ellos en tu trabajo, en tu vida y con los demás. Permite la mentira y el atropello. Permite que la buena educación se esté muriendo abandonada en un rincón.
Permítelo TODO.
Al fin y al cabo son tus hijos y quién mejor que tú para educarlos.
Luego, sólo tendrás que levantar la vista del plato en la mesa para ver,en las noticias de esa cadena de televisión tan alarmista, como a unos cuantos niñatos les da por robar, quemar, dar palizas y hasta asesinar en las noches de botellón. Esos fascistas de espíritu en su niñez se están convirtiendo en adultos activos. Sin embargo, la noticia y la alarma social nos quedan tan lejanas… permítete el respirar y relajarte: tus hijos no, tus hijos están recibiendo una buena educación.
Permítete el creerlo.