miércoles, 6 de julio de 2011

Soy un es cansado

Hace exactamente noventa y cinco minutos que acabo de finalizar mi vigésimo curso. ¡Veinte años! ¡Cómo vuela el tiempo!
No podría ya nombrar a tantos alumnos que han pasado por mis clases. Algunos ya rondan los treinta años, se han casado y han tenido sus primeros hijos, es decir, tengo " nietos pedagógicos".
Acabo de comenzar las ansiadas vacaciones y, eso mismo, ansiedad es lo que siento en este momento. Como todos los años, necesito adaptación. Después de diez mil informes, juntas, pruebas de escala, pruebas de registro, pruebas de referencia de la expresión escrita( a ver qué se inventan para el curso próximo las altas esferas educativas), corrección de exámenes, calificaciones, seguimiento de alumnos, programaciones,corrección de artículos y circulares, pruebas de ingreso..etc, etc, etc, una llega a estas fechas con la lengua fuera y el corazón a cien por hora.
Necesito desaceleración y entrar en un aburrimiento absoluto. Eso es lo que necesito, distinto es que lo consiga.

En esta primera tarde, me siento como Quevedo:

Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto;
soy un fue, y un será y un es cansado.

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