lunes, 8 de junio de 2009

El más bueno de todos

Ya te respetaba y te quería.
En los primeros recuerdos de mi niñez están grabados a fuego esos dos sentimientos. Sentía un tremendo respeto por tu persona. Respeto que no nacía del miedo, ni del temor. Nada más lejos.Brotaba de la admiración, el amor, de tus abrazos interminables con apretones incluidos, de tu elegancia y saber estar, tu inteligencia y humanidad, tu magnífica memoria y tus relatos velados del pasado, tu humildad para situarte en el hogar en un segundo plano cuando eras el motor, tu sentido de la justicia y ,sobre todo, tu bondad, tu infinita bondad y la ternura que me provocabas.

Los que han tenido la suerte de conocerte pueden dar fe de que no estoy exagerando. Tú sigues siendo así, la elegancia en el estar y la bondad personificadas, aderezadas de un humor que nos ha perseguido cada vez que nos sentamos a la mesa;no eres tú si no sueltas la "parida" de turno.
No te conozco enemigos. Creo que nadie te los conoce. Nunca te he escuchado criticar a los demás, tu paciencia es infinita y la calma y tranquilidad son señas en tu bandera.

Vasco de sangre y andaluz de adopción. Llegaste el menor de cinco hermanos viviendo una infancia y juventud difíciles de las que te cuesta hablar, y en más de una ocasión, he visto lágrimas en tus ojos cuando has recordado esos tiempos conmigo en conversaciones relajadas. Parecía que tu vida había comenzado cuando conociste a mamá con casi cuarenta años. Poco a poco hemos ido metiendo los dedos hasta hacerte vomitar episodios inconexos que hemos podido hilvanar no sin cierto esfuerzo. Aún así quedan años de tu vida sueltos, tiempos de guerra, del hambre de la posguerra, de la muerte implacable que fue llevándose a los tuyos, de dificultades para empezar una vida… pinceladas de anécdotas, pero poco más.

Tu vida ha sido el esfuerzo diario para ofrecernos un futuro.Tus hijos hemos sido tu epicentro, que ocuparon posteriormente tus nietos, has sido base en tu hogar y has conseguido ir burlando a capotazos las terribles enfermedades que han intentado llevarte de nuestro lado sin conseguirlo.Ya sabes eso de una muesca más en las pistolas de Paquito Y a ello, le sumamos la comitiva de personas que te adoran. Siempre ayudando a los demás, a tíos, primos, familiares, siempre pensando en los otros,constante la entrega a todos, en silencio, echando una mano aquí o allá, pero sin presumir, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha.

La persona que mejor te ha definido en estos tiempos es una buena amiga a la que fuiste a visitar el otro día por su enfermedad. Sufre la enfermedad del olvido, esa que no te permite recordar nombres, vivencias, familiares y que borra la película de la vida insistentemente. Esta amiga le preguntó a mamá por ti, y como no lograba recordar tu nombre le dijo “¿Cómo está el “más bueno de todos”? Ni con el diccionario de la RAE en la mano lo podía haber hecho mejor.Está olvidando los nombres, pero no olvida la impronta que tu persona ha dejado en su vida y en su corazón.

Hoy me apetecía hablar de ti.He navegado entre tormentas que casi me han hecho naufragar, pero siempre estás ahí con tu silencio, tu discreción y tu mano tendida para ayudarme en lo que necesite. Sin una pregunta, sin cuestiones, sin indagar, sólo respeto y amor.
A tus 81 años eres un ejemplo para todos. Porque representas todo lo positivo de la vida. Tu enseñanza más importante ha sido la de hacer cierto el pensamiento de que amor con amor se paga.
Tras estos años a tu lado, podrían convencerme de que el cielo no existe, pero no de que los ángeles son un invento del hombre. Existen, es una verdad evidente, y algunos tenemos la suerte de conocerlos.

Aunque Lorca las escribió para su amigo Sánchez Mejías, hoy las traigo aquí para ti:

No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de tu boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz(vasco) tan claro, tan rico de aventura…

Lo dicho, Don Francisco, se te quiere a rabiar, y yo, particularmente, te adoro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito!
Bonito, por la sinceridad que demuestras; bonito, por el orgullo que sientes de ser su hija; bonito, por como lo describes; bonito, por meterte en la piel de tu padre en sus momentos difíciles. Y lo mejor de lo más bonito, hacerle este pequeño homenaje aún en vida.
Felicidades y enhorabuena "Arbatán" por este bonito y emotivo relato. Disfruta y aprovecha todo el tiempo que puedas junto a tus seres queridos.
Yo perdí a mi padre-amigo hace seis años. Siempre nos hemos demostrado respeto como padre e hija, pero, a la vez sabía estar a la altura del mejor de los amigos y confidentes, de hecho yo era la "envidia" (de la sana) de todas mis amistades de hecho, aún lo recuerdan un montón.
Pero no pude hacer lo que tu has hecho.
Besos

Francisco Belaustegui dijo...

Bueno... no sé por donde empezar. La emoción hace que no tenga palabras. Palabras por agradecerte de que hables de él así. Mi más sincera enhorabuena por expresar tan fielmente su persona. Que no te quepa duda de que estas palabras se quedan en el fondo de mi corazón.
Un beso.