jueves, 21 de junio de 2012

Selectividad

Hoy a las 14.30 han finalizado las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU), vamos, la Selectividad de toda la vida, en nuestra Comunidad. Este año me ha "tocado" ser representante y allí que me he tirado tres días acompañando a mis alumnos y a los otros cientos que por allí se encontraban. Creo que lo he pasado peor que cuando yo la tuve que hacer.


El primer día estaban todos descompuestos, nerviosos, las caritas eran un poema, y cuando los ves sentados, los segundos antes de que los exámenes lleguen a sus manos, te dan ganas de sentarte a su lado y empezar a contestar al examen con ellos y por ellos. Cuando leen la hoja de la prueba, muchos levantan la cabeza y me buscan con la mirada, y ya sé si ha habido suerte o vamos a tener que hacer malabares para no caer en la quema. Se frotan las manos, se las pasan por la cara, cogen el bolígrafo y lo vuelven a dejar, mueven las piernas, se estiran... en fin, he tenido tiempo de fijarme en todo tipo de gestos, hasta que pasado un tiempo ya han decidido la opción y comienzan a "meterle mano" al asunto. Tras unos minutos, los originales de los exámenes me son entregados y ya puedo ver si la prueba se ha planteado para que realmente se mida lo que saben o la han preparado para medir lo que no se sabe y qué bien que " te pillé".
Tras finalizar cada prueba, te llega exultante el que la ha bordado y cabizbajo aquel que se equivocó, el que no ha entendido el enunciado o al que los nervios le han traicionado y ha contestado cualquier barbaridad. Media hora larga de descanso y entramos en la siguiente. Unos minutos de repaso y a tomar de nuevo fuerzas.

Muchos de ellos llevan años luchando por una nota para poder ser admitidos ahora en la carrera elegida y no verse fuera del sueño que se están labrando. Son los que lo llevan peor, no sirve con aprobar, hay que sacar la máxima nota y soy testigo de lo que muchos han estudiado.

No es lo peor. Algunos conseguirán entrar, estoy segura, estudiarán, se dejarán media vida, para posteriormente dejarse la otra media buscando un trabajo. Entonces se darán de bruces con la abyecta realidad, no hay trabajo, no hay empresas, no hay futuro. Esa va a ser la verdadera prueba.
Serán parte de la generación más preparada y la que tendrá menos posibilidades de demostrarlo.











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