domingo, 24 de junio de 2012

Mujer contra mujer


Mira que tendría sensaciones para contar del fin de semana. Lo he pasado en un lugar idílico, cerca del mar, playa, descanso, buena comida y bien regada, magnífica compañía y paz, sobre todo, paz y desconexión.
Pues de lo que voy a hablar es de la conversación que mantenía una mujer joven esta mañana con otras tres compañeras mientras desayunaban a mi lado. Precisamente leía en la playa el sábado el último libro de Javier Marías, Los enamoramientos, y la protagonista se sienta todas las mañanas a desayunar en una cafetería y mira con insistencia a una pareja, la pareja perfecta según ella, y así entretiene su tiempo de descanso en el trabajo. Así me sentía yo escuchando la conversación de estas cuatro, no porque yo estuviera atenta , sino porque alzaban la voz.

En un momento dado, una de ellas, empresaria a más señas, comenta que ha tenido a una mujer en un periodo de pruebas en su empresa y, aunque es muy eficiente, no la va a contratar, estaría ella loca de contratar a una mujer que tiene tres hijos, uno de ellos un bebé, seguro que un día llegaría tarde por un problema en el colegio de uno de ellos, y otro faltaría porque el bebé seguro que cae enfermo.
Y seguía, gente eficiente hay más, yo lo siento, pero las empresas tenemos que ser competitivas.

Me quedé perpleja. No lo entiendo. ¿Una mujer comentaba esto? Ysi hubiese sido un hombre el que fuera padre de tres hijos, ¿haría lo mismo? No, seguro que no. Los hombres pueden tener diez hijos que ningún empresario se cuestiona que vaya a ausentarse del trabajo por problemas familiares, enfermedades, colegios, reuniones con los profesores, actividades extraescolares, cumpleaños de amigos, y un largo etc., alguien se ocupará de eso y ese alguien tiene nombre de mujer. ¡Ojo!, con esto no quiero decir que no haya padres que se impliquen en todo lo anterior, algunos hasta más que sus mujeres, hablo del punto de vista de algunos empresarios.

 Es lo que nos ha tocado vivir a una generación "sandwich" a la que le inculcaron el ser mujeres bien preparadas, autónomas, capaces de desarrollar una profesión y de salir solas adelante. A alguien se le olvidó el pequeño detalle de que seguimos siendo madres, hijas, amigas, esposas, amantes, y de que la vida es algo más que un trabajo diario. Es necesaria la conciliación personal, laboral y familiar entre parejas y entre empresarios y trabajadores. Yo pensaba que íbamos por buen camino, despacio pero conquistando etapas, pero escuchado lo escuchado, está visto que no. Si una mujer es capaz de pensar de este modo, mal vamos.

El enemigo está entre nuestras filas, así, pocas batallas ganaremos.

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