Hoy he acompañado a mis alumnos de 1º de bachillerato a la Jornada de Teatro Grecolatino que se ha celebrado en el Teatro Pedro Muñoz Seca. Hemos podido disfrutar de una comedia de Plauto, Epídico, y una tragedia de Eurípides sobre Ifigenia, un personaje femenino a la que le espera un aciago destino y que plantea sobre las tablas las dudas de hombres y mujeres.
Para los que no conozcáis la trama, todo comienza en Áulide, el puerto donde se reúnen los ejércitos griegos, capitaneados por Agamenón, que están dispuestos a zarpar hacia Troya para vengar el rapto de Helena, casada con el hermano de Agamenón. Sin embargo, las naves no podían zarpar por la falta de viento ( si Eurípides hubiese localizado esta historia en Cádiz, otro gallo hubiese cantado ¡ ay , ese levante!) y deciden consultar al adivino, Calcante, que anuncia que para que hubiese viento Agamenón debe ofrecer a su hija Ifigenia en sacrificio a la diosa Ártemis ( enfadada con Agamenón por un acto de soberbia de este).
Agamenón envía mensajeros a Micenas para que su hija Ifigenia viajara hasta Áulide con su madre Clitemnestra haciéndoles creer que iba a casarse con Aquiles, el mejor de los guerreros griegos. Cuando llegan, el padre se arrepiente, pero la presión de los guerreros griegos le obliga a seguir con su plan. El propio Aquiles, enterado de la verdad, intenta inútilmente evitar el sacrificio. Ifigenia suplica piedad a su padre, para después aceptar su destino y así permitir que los griegos zarpen y puedan vengar la ofensa de los troyanos.
Momento del sacrificio de Ifigenia. Charles de la Fosse
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