lunes, 30 de noviembre de 2009

El milagro de San Dimas

Esta semana hemos tenido en nuestro centro la visita de un juglar, Crispín D’olot. No os exagero si os digo que ha sido fantástico. Imaginaos a un juglar a la antigua usanza, recitando poemas y canciones acompañado de instrumentos musicales como el rabel o la zanfoña ,con la indumentaria de la época. Nos transportó sin ninguna dificultad a la Edad Media. Durante noventa minutos recitó de memoria textos de nuestra historia literaria como lo hacían los juglares del siglo XIII. Para que os deis cuenta del valor de estos juglares, no escribían sus obras, eran ágrafos, es decir, no sabían escribir, componían de cabeza e iban memorizando los textos. ¡Todo un portento!
Durante la actuación nos recitó esta canción tradicional. De seguro que los que estáis conectados habitualmente con amistades a través del correo electrónico, habréis recibido alguna vez la siguiente historia en formato de chiste. Yo lo recibí hace tiempo y también me lo han contado en persona, así que me sorprendió comprobar que la mayoría de los chistes, historietas y chascarrillos ya estaban inventados por nuestros antepasados y es un ejemplo de la fuerza de la tradición oral que llega hasta nuestros días.

En la corte del rey Sol las mujeres
religiosas y devotas por demás
le pidieron a San Dimas un milagro
que San Dimas concedió sin vacilar.
Le pidieron que al nacer todos los hijos
los dolores que las madres padecieran
los sufrieran por igual todos los padres
y así fuese igual el trance de ellos y ellas.

Y así sucedía por orden del cielo
cada vez que al mundo venía un chicuelo.

Tururú que era el nombre de la reina,
estaba en trance perentorio a dar a luz
y ya el rey se preparaba al sufrimiento
como esposo de la bella Tururú.
Atendido por doctores sapientísimos
y acostado sobre gruesos almohadones
esperaba con grandísima impaciencia
la llegada de las grandes emociones.

Y toda la corte feliz esperaba
que naciera el niño que tanto se ansiaba.

Tras el largo sufrimiento de la reina
el pequeño principito al fin nació
pero el rey que se encontraba tan tranquilo
ni el más leve sufrimiento padeció.
Mientras tanto un gentil hombre muy garboso
ayudado por su fiel palafrenero
retorcíase de dolores espantosos
al momento de nacer el heredero.

Y es que San Dimas había prometido
que sufriera el padre pero no el marido.

¿Os suena, verdad?

Un último comentario. Este juglar actúa en el programa Tú sí que vales este miércoles 2 de diciembre. Ya actuó hace un par de semanas, pero en tres o cuatro minutos, es difícil demostrar todo lo que lleva memorizado en la cabeza y el valor real de su trabajo. Él se dedica a esto, es su forma de vida, es decir, él es juglar. Si podéis, no os perdáis su actuación. Merece, de verdad, todo el apoyo del mundo para dedicarse a una profesión maravillosa, el Mester de Juglaría.

2 comentarios:

Francisco Belaustegui dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Francisco Belaustegui dijo...

Genial, maravilloso... me encanta esta historia que nos has hecho llegar.
Que pasada debió ser.
Gracias. Un beso.