viernes, 26 de octubre de 2012

Sin batería

Así me he sentido esta semana...

Usted se cree una persona libre, pero, de hecho, más de la mitad de sus actos a lo largo del día son simples acciones y reacciones mecánicas, que realiza con la conciencia manipulada a distancia. Cualquier conductor ha pasado por esta experiencia. Durante un largo viaje en coche uno puede conducir muchos kilómetros desde el subconsciente. De pronto, como si despertara de un sueño y volviera a la realidad, el conductor cae en la cuenta de que está a punto de llegar a su destino sin haber reparado en algunas ciudades que ha dejado atrás. Pese a esta falta de conciencia el conductor ha cumplido con todas las normas de circulación. Ha puesto el intermitente al adelantar, ha respetado la línea continua, ha guardado las distancias, no ha sobrepasado el límite de velocidad. Realmente ha conducido ejerciendo él mismo de piloto automático, mientras su cerebro estaba en otra parte, ajeno al paisaje que atravesaba. Tal vez había percibido que una abubilla levantaba el vuelo desde un sembrado o que había un perro aplastado en medio de la carretera. Esta experiencia puede aplicarse a todos los aspectos de la conducta humana. Suena el despertador, el ciudadano salta de la cama, se ducha, se afeita o se maquilla, desayuna café con leche y media tostada, sube al coche, se mete en el atasco, llega a la oficina, sonríe al jefe, saluda a los compañeros, revisa los papeles, habla docenas de veces por el móvil, almuerza el plato del día, hay más papeles en el despacho, termina la jornada, cierra el ordenador, se mete en el atasco, el portal, el llavín, la casa, la mujer, el marido, los hijos, la noche, la cena, la televisión, la cama. Y así un año y otro año cumpliendo siempre las reglas con palabras y gestos repetidos frente al vuelo de una abubilla o a la visión de un perro despanzurrado convertidos en el gran acontecimiento de la vida. Un zombi no es exactamente un muerto viviente sino un ser cuya voluntad está poseída por otro. Robot es una palabra checa que significa esclavo. Alguien que es dueño de nuestros actos va tirando de los hilos hasta que de pronto un día uno se encuentra al final del trayecto sin darse cuenta de que ha vivido. Me pregunto en qué parte secreta del cuerpo tenemos la batería.

 09/09/2012. Manuel Vicent (El País)

viernes, 19 de octubre de 2012

Vivir en los pronombres


       Después de mi entrada de ayer, Arbaro me comenta que vaya la que me ha dado con tantos "yos" . Y recuerdo que  otros ya escribieron dando vida a los pronombres. En  el siguiente poema, el maestro Pedro Salinas, viviendo en los pronombres.







Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!




Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.

Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».


Pedro Salinas, 1933

jueves, 18 de octubre de 2012

¿Yo?


 
Llevo unos días con una idea rondándome por la mente: voy a hablar de Yo, no de mí, que también, sino de yo, mi yo. En el momento en el  que me sitúo frente a la pantalla y el documento en blanco aparece, surge el yo de este instante y, en unos segundos, me asalta el yo del pasado que ha sido otro yo. Porque soy la suma de todos los yos del pasado, de todos los yos del futuro, que todavía no conozco y aún no soy, y de todos los yos que no he sido ni seré.

Delimitados los parámetros de todos estos yos, en una nueva vuelta de tuerca, descubro que además soy el yo de mis sueños y mi yo en los tuyos será diferente, como así lo serán mis múltiples yos para todos los que me rodean. Soy un yo diferente para cada individuo que se ha cruzado en mi camino. Soy también el yo de un nosotros y no soy yo en un vosotros ni en un ellos. Y mi yo se convierte en o en ella cuando me identifican otros ojos.

  Mi yo para el que me ama es diferente de mi yo del que me olvida y mi yo cuando se piensa no es el mismo que mi yo cuando se observa. Y entre realidad e irrealidad deduzco que la suma de tantos yos, con tan diferentes prismas, me impide hablar de alguien a quien definitivamente  no conozco.

Menos mal que me queda eso de pienso luego existo...
  

miércoles, 10 de octubre de 2012

Sin comentarios

Me informa Coral que no puede insertar comentario pues le aparece un robot de esos que no le deja demostrar que es persona y no muñeco de hojalata. Alimontero ya lo avisó hace unas semanas, pero pensé que había sido problema en la máquina o en el programa en ese momento. Arbaro acaba de entrar y ha podido dejar su comentario sin dificultad aparente. Me indica que puede ser que el tema radique en que además de copiar la palabra que se nos indica ( para demostrar nuestro corazón caliente), ha dejado un espacio en blanco y ha copiado también el número o las letras que aparecen en la fotografía de la derecha que acompaña. ¿Será o no será?
Si sois tan amables y lo conseguís, dejadme un comentario para saber que está solucionado. Si en unos días no recibo noticias de nadie, me lanzaré a buscar el problema dichoso hasta que consiga conectarnos.
La tecnología, que igual que nos une, por capricho nos separa. Femenina tenía que ser.

martes, 9 de octubre de 2012

Privilegio


Eran veinte meses los que contaba mi hija cuando la acompañé de mi mano por primera vez al colegio. La jornada era larga, ocho horas, y como es natural, se llevó semanas llorando hasta que se hizo a la costumbre. Más de una vez he tenido que esconderme por los pasillos, cual sombra,  para que no me viese, pues si sucedía, volvía a comenzar la llantina.

De este modo han ido consumiendo su tiempo los cursos, los años, y  en alguna que otra ocasión me he preguntado si el hecho de convivir las dos en el mismo colegio y ejercer yo de profesora en él, la perjudica más que la beneficia. Ella es consciente de que le exijo el máximo de respeto por todos, que no llegue a mis oídos una queja,  si los demás dan el cien, ella tiene que dar el ciento veinte y, a veces, antes de que ella acuda a contármelo, ya me ha llegado una noticia sobre  alguna anécdota del día. Gracias a Dios, es una persona y alumna buena, que no da problemas, cariñosa con todos y no soy ajena a que algo se callarán mis compañeros para hacerle el día a día más parecido al de otros alumnos.

Este curso los cristales de su aula coinciden frente a los de la mía cuando imparto  en bachillerato. Son grandes ventanales que permiten observar perfectamente. En más de una ocasión me he encontrado echándole una visual y observando su espalda, su cabeza doblada cuando escribe, riéndose por alguna broma del profesor o concentrada en su trabajo. Y he pensado en el privilegio, en lo que darían otros padres por poder mirar detenidamente a sus hijos dentro de este espacio desconocido, cómo se comportan, cómo viven, cómo respiran ( más de uno se llevaría una sorpresa con su angelito) , en fin, cómo se mueven  en ese mundo que tan lejos queda para los que no son docentes.

Ayer, un compañero me paró por los pasillos para darme una grata noticia. En su último examen  mi hija había obtenido una calificación muy buena, superando a todos sus compañeros de nivel. La he visto estudiar muchísimo para esa prueba y hasta he caminado con ella para hacer algo de ejercicio y se ha llevado los apuntes para ir repasando y repitiendo los contenidos mientras tanto. Por supuesto, no le comenté nada a ella y la casualidad ha querido que hoy este compañero haya entregado los exámenes para que los alumnos los revisaran mientras yo me encontraba en el aula de enfrente. Y he podido ver sus nervios mientras esperaba que le diesen el suyo, cómo movía la cabeza y preguntaba a unos y otros qué tal y , sobre todo, el momento en el que el profesor le ha tendido el examen y le ha dicho algunas palabras, imagino que felicitándola. ¡Vaya privilegio! Poder ver su reacción nerviosa, su júbilo en ese instante, y, de repente, se ha vuelto como si notase que mis ojos de voyeur  castos  estaban clavados en su espalda y me ha buscado. Ha sonreído y me ha levantado el pulgar a modo de clave.

Qué verdad es que la vida es una sucesión de instantes. Y algunos merecen la pena vivirlos intensamente y grabarlos en la memoria…, o en un blog.

viernes, 5 de octubre de 2012

Aunque tú no lo sepas


   Mi admirado Luis García Montero incluyó en su libro Habitaciones separadas este poema. En él se inspiró Quique González para escribir su canción con el mismo título, Aunque tú no lo sepas. Se la dedicó a su amigo Enrique Urquijo que la interpretó posteriormente  y ha sido versionada por grupos como El canto del loco.
   Os dejo con la lectura de este poema  y con el tema cantado por Urquijo.
 Cuando el amor no puede ser real, la imaginación suple las carencias.
  ¡Que lo disfrutéis!


 


Aunque tú no lo sepas

Como la luz de un sueño,


que no raya en el mundo pero existe,
 
así he vivido yo
 
iluminado
 
esa parte de ti que no conoces
 
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...
 
Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
 
cruzar la puerta sin decir que no,
 
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
 
responder al deseo de mis labios
 
con tus labios de whisky,
 
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

 


También hemos hablado
 
en la cama, sin prisa, muchas tardes
 
esta cama de amor que no conoces,
 
la misma que se queda
 
fría cuando te marchas.

 

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
 
hicimos mil proyectos, paseamos
 
por todas las ciudades que te gustan,
 
recordamos canciones, elegimos renuncias,
 
aprendiendo los dos a convivir
 
entre la realidad y el pensamiento.
 
Espiada a la sombra de tu horario

o en la noche de un bar por mi sorpresa.


 
Así he vivido yo,
 
como la luz del sueño
 
que no recuerdas cuando te despiertas.




 
 
 
 
 



 
 

jueves, 4 de octubre de 2012

Tan separados vivir

 
En el día de tu santo, qué mejor manera de recordarte que con este bolero que te gustaba tanto cantar a pleno pulmón o silbando su melodía: cuando se quiere de veras, como te quiero yo a ti, es imposible, mi cielo, tan separados vivir... 
Te quiero y sigo echando muchísimo de menos tu mano.