viernes, 3 de agosto de 2012

Los tacones del novio


     Se conocieron en aquella elegante zapatería parisina. Cuando sonó la campanilla de la puerta de entrada ella levantó los ojos con cierta lentitud. Él vestía traje de chaqueta oscuro, camisa blanca y corbata negra. Sabía a luto trasnochado y algo ridículo. Con maneras de caballero, solicitó a la dependienta unos zapatos de tacón alto de charol negro, número 43. Ella siguió probándose los tres o cuatro modelos esparcidos alrededor de sus pies. La dependienta trajo al caballero dos pares, uno de salón con un gran tacón afilado y otro que acababan de recibir con pulsera alrededor del tobillo.


     El caballero se sentó con elegancia en el butacón de terciopelo, cruzó sus piernas y se descalzó, dejando entrever su media delicada y sus uñas con una manicura perfecta de color rojo pasión. Ella pensó que le quedaba mejor el modelo de salón, le hacía más estilizado y era mucho más adecuado a la caída de su pantalón. Él eligió perfectamente y ella sonrío decidiendo que era el hombre más chic que había visto en su vida.

    Siete meses más tarde se casaron en la pequeña abadía de Des Chaussures. La madre de la novia opinó que los tacones del novio eran algo exagerados, unos centímetros algo más altos que los de la novia. Sin embargo, el padre de ella exclamó ¡ qu’est-ce qu’il surprend!, y finalizada la ceremonia se los requirió al novio allí mismo en el altar, desfilando con ellos puestos por la alfombra roja con su hija del brazo.

(basado en un hecho real)



2 comentarios:

Alimontero dijo...

Hola, llegué aquí buscando lectura de "mujer madura" y me ha gustado mucho tu espacio.
me parece loco que como escribes tengas sin comentarios...
wouwww!
a mí me gustó encontrarte!

Te añadí a mi lista!

Gracias!

Ali♫♪

Arbatán dijo...

Hola, Ali.
Muchas gracias por tus palabras. Acabo de llegar de un viaj, pero en cuanto tenga un rato prometo echar un vistazo a tu blog.
Un saludo