Preparo ya el periplo de este verano. Haremos unos 2500 kilómetros en coche y ya llevo viajados unos 10.000 kilómetros mentales. Comienzo a saberme de memoria pueblos, aldeas y comarcas de los que jamás había oído hablar.
Ante una ocasión especial o acontecimiento en cuestión me divierten mucho más los preparativos y el lío de decisiones que el evento en sí.
De igual modo me ocurre con los viajes. Disfruto más pensándolos, organizándolos, imaginándolos, recorriendo mil veces la vista por los planos y mapas, desquiciándome, y dando vueltas a los preparativos infinitos, que con el viaje en sí. Será cierto eso de que con la imaginación también se viaja.
Mi hermana Menchu organiza un viaje conmigo todos los años y nunca lo llevamos a cabo, pero nos reímos de nuestros intentos, de los trucos para intentar conciliar nuestras vidas familiares, profesionales y coparentales.
Es el viaje de la fantasía, el viaje a ninguna parte… que sigue pendiente
viernes, 17 de junio de 2011
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