Hoy es un día Arbatán. Archicansada hasta los tuétanos (qué quevedesco), trabajo para que le den cierta cantidad a los pobres que están en el paro ( tras tantos años, mi cuerpo no está acostumbrado todavía a los finales de curso), la bandeja de entrada de mi equipo llena de mensajes que rebosan sin tener tiempo para que sean respondidos, no digo ya para hacer lo que solicitan, salud de pena, ánimo de pena y media y esa sensación de que los astros se conjuran cada cierto tiempo para que tengas la seguridad de que el mundo está al revés o, más bien, tú estás boca abajo. Vivir, aunque solo sea unas horas, con el corazón en los tobillos y la cabeza desligada del cuerpo, marea y descompone las piezas del puzzle.
Ya queda menos para la noche de San Juan.
Quemaremos romero.
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