Segunda reflexión:
"Quien no arriesga no gana. Como un kamikaze, hay ocasiones en que no queda más remedio que renunciar a la vida que conoces por un fin más noble. El precio puede ser muy elevado, para tu corazón, alma y reputación. El resultado puede merecer o no la pena, imposible saberlo, y en realidad es irrevelante. Porque lo que le reconforta a uno, en definitiva, es tener la certeza de que hay cosas por las que merece la pena hacer un sacrificio."
viernes, 29 de julio de 2011
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