viernes, 29 de julio de 2011

Por tu cuenta

Segunda reflexión:

"Quien no arriesga no gana. Como un kamikaze, hay ocasiones en que no queda más remedio que renunciar a la vida que conoces por un fin más noble. El precio puede ser muy elevado, para tu corazón, alma y reputación. El resultado puede merecer o no la pena, imposible saberlo, y en realidad es irrevelante. Porque lo que le reconforta a uno, en definitiva, es tener la certeza de que hay cosas por las que merece la pena hacer un sacrificio."

miércoles, 27 de julio de 2011

Memento mori


Julia ha rescatado como lectura de verano Ghostgirl de Tonya Hurley, libro juvenil donde la protagonista muere al atragantarse con un osito de goma (¡ qué horror, nada que ver con Mujercitas que era lo que nosotras leíamos con su edad!). Me gusta echarle un vistazo a lo que lee, y, para mi sorpresa, me encuentro ayer entre las páginas del libro una serie de reflexiones que no estoy segura de que ella pueda entederlas. Cada capítulo comienza con una escueta cita o verso, que da pie a una reflexión y al capítulo en sí. Están relacionadas con el amor y la muerte.

La primera, os iré dejando algunas los próximos días en el blog, se titula Memento mori ( frase latina que significa " recuerda que vas a morir, que eres mortal").

"Hay quienes viven cada día como si el último de su vida se tratase. Los hay que contemplan el amor de modo similar, en un intento desesperado por eludir aquellos cambios, sean estos ínfimos o bien descomunales, que en todo momento se ciernen sobre cada uno de nuestros horizontes. Pero el sentimiento de apremio que surge de nuestro deseo de experimentar la vida y el amor al máximo puede precipitar la toma de determinadas decisiones, que no siempre resultan las más idóneas para quien las toma, ni para aquellos a quienes afectan, todo hay que decirlo. Es más, en ocasiones, enfrentarse a las consecuencias de las elecciones de cada uno puede resultar fatal, más incluso que la muerte. Tal vez sólo se viva una vez, pero no siempre tiene uno por qué desear sentir esa vida como eterna."


lunes, 25 de julio de 2011

Antonio López



Madrid siempre merece una escapada de unos días y perdernos por esta gran ciudad, de día y de noche. Ahora más. El Museo Thyssen Bornemisza acoge una exposición de la obra de Antonio López, premio Príncipe de Asturias de las Artes, hasta el 25 de septiembre.


Aquí os dejo una muestra de sus pinturas. No, no son fotografías...



viernes, 22 de julio de 2011

En pos de la paridad


El fallo del Premio Nacional de Cinematografía español, que tenía que haberse anunciado esta semana, fue aplazado por no cumplir el tribunal los criterios de paridad. El jurado, que ya se conocía desde el día 12, estaba formado por nueve hombres y tres mujeres. En el momento que alguien se da cuenta del enorme error, se da marcha atrás, no se anuncia el fallo del jurado, y ahora tienen que abandonar tres hombres para que entren a formar parte tres mujeres y ya estamos todos contentos.

¡Hasta donde vamos a llegar en estupidez! Como mujer me molestan soberanamente noticias como ésta. Me da igual si hay diez hombres o todo el jurado está compuesto por mujeres. Las " personas" que formen el jurado deben estar capacitadas por su inteligencia y por sus conocimientos sobre el tema, y no por su sexo. Y me molesta mucho más el doble rasero en otras instituciones. Me explico.

La Real Academia de la Lengua se fundó en 1713. La primera mujer que ocupó un sillón en esta Academia fue Carmen Conde en 1979( ya había llovido bastante) y en la actualidad, sólo cinco mujeres han ingresado en la RAE: Ana María Matute, Carmen Iglesias, Margarita Salas e Inés Fernández, junto a la ya citada anteriormente. De sus cuarenta y seis miembros y tras casi tres siglos de historia, sólo cinco mujeres. No me imagino a ventitrés miembros masculinos de esta institución abandonar sus insignes sillones, con su letra correspondiente, para dejar paso a ventitrés féminas inteligentes, preparadas, con méritos que podrían ocupar perfectamente estos puestos: existen escritoras reconocidísimas, galardonadas con numerosos premios, filólogas, lingüistas, historiadoras, etc, y sin embargo la " disparidad" de la RAE es casi insultante.


Así que el numerito circense de los académicos del cine en pos de la modernidad y de la paridad me parece un " lavadito de cara" ridículo y sin sentido, y flaco favor nos hacen a las mujeres con
estas acciones. El sitio nos lo ganamos por nuestra preparación, inteligencia, instrucción, capacidad , años de trabajo y méritos, y no por cubrir un cupo. No somos números.


jueves, 21 de julio de 2011

Ya no será

Ya no será,
ya no,
no viviremos juntos,
no criaré a tu hijo,
no coseré tu ropa,
no te tendré de noche,
no te besaré al irme,
nunca sabrás quién fui,
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber
por qué ni cómo, nunca,
ni si era de verdad
lo que dijiste que era,
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos,
querernos,
esperarnos,
estar.

Ya no soy más que yo
para siempre y tú ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro,
no sabré dónde vives,
con quién,
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.

No te veré morir.

Idea Vilariño

miércoles, 20 de julio de 2011

La sal de mi vida


¡Qué sería de mi vida sin el aliciente de una compañía de seguros en ella!

Esta semana decido cambiar de compañía el seguro de mi coche. Mi compañía X, me ha subido de nuevo el recibo este año, 25 euros, y la cifra total del seguro ya rozaba la ordinariez. Vamos, de los más caros del mercado, aunque es cierto que tenía algunas coberturas más que las básicas. La compañía Y, me da las mismas prestaciones, menos el vehículo de sustitución, por 140 euros menos, así que decido hacer el cambio. Aún así, no me engaño, menos dinero quiere decir que hay truco por alguna parte. Ya me enteraré por dónde me viene la bofetada.


En fin, Arbaro llama a Y me da de alta y luego llama a X para darme de baja. X le informa que para darme de baja tengo que acudir a una oficina, que no puede hacerse por teléfono. Ayer cumplía la poliza y recibo la llamada de una señorita de X que me indica que ha sido informada de que solicito la baja y me pregunta el porqué. Amablemente le comento que me han subido de nuevo la cuantía de la poliza y que he encontrado un seguro más barato. La señorita me dice que cómo que no los he llamado a ellos antes, que su oficina, por cubrir una serie de seguros anualmente, tiene permiso para hacer unos descuentos a una serie de clientes y que me podían bajar el precio del seguro. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis…, lo siento, nunca he podido llegar hasta el diez antes de saltar. Y salto. A ver, soy una cliente que llevo, no sé, diez, doce, quince años con vosotros. Que yo recuerde en los últimos seis años, creo que he dado un parte por un cristal y otro por una asistencia técnica en carretera y anteriormente ni me acuerdo. Gracias a Dios, nunca he tenido un accidente. Es decir, doy poco la lata y pago religiosamente mis recibos. ¿Y ahora que me doy de baja me decís que me podéis rebajar el precio? Pues me parece muy mal, a los buenos clientes hay que tratarlos bien antes, en eso consiste un buen servicio y velar por la calidad. En lugar de subirme la poliza, yo tenía que haber recibido YA una renovación con un precio más bajo y no hubiese cambiado de compañía. Y me parece mezquino el juego de al tonto que calla le vamos subiendo el precio y al que protesta le hacemos el descuentito. De eso nada. Así que me ataca por otro flanco. Según las normas de la compañía tengo que avisar de la baja con dos meses de antelación. JA, JA. La compañía del seguro de la casa, me dejó sin seguro no pasándome el recibo y sin una notificación ( sigo esperándola a día de hoy) y ¿ahora yo tengo que avisar dos meses antes? Señorita, déjese de chorradas y déme de baja.


Pues tiene que ir usted a su oficina.
Me planto a la media hora en una oficina de X a la que he ido un par de veces. Otra señorita me informa de que tengo que ir a la oficina donde se firmó el seguro ( imagino que estas son artes disuasorias para aburrir al cliente). ¿Y yo qué sé cuál es? Puede ser que la hayan llamado de Sevilla. Pues a Sevilla va a ir Rita la cantaora pienso, aunque lo que le digo es que yo no voy a ir a Sevilla. ¡Ah, no, la oficina es de Jerez!, descubre tras unos minutos en el ordenador. Pues tampoco voy a ir a Jerez. Déme de baja YA, aquí y desde su ordenador. En cinco minutos realiza la operación. Su carnet de identidad. No lo llevo pues lo tiene Arbaro para hacer unas gestiones en el banco. Pues sin el carnet no le puedo dar de baja. Pues tome el permiso de conducir, pero, ¡déme de baja, por Dios!

A los diez minutos estoy en la calle con mi baja en la mano, ¡por fin lo he conseguido!
Y es absurdo, pero me siento como si hubiese subido un ocho mil y conquistado su cima.




lunes, 18 de julio de 2011

Amante


Las palabras son la clave para entender el mundo y nuestra realidad extralingüística. Aquello que no tiene nombre, no existe. Y lo que existe tiene que ser nombrado. Inventamos palabras hasta para lo desconocido o que no entendemos. Las palabras pueden ser raras, extravagantes, sencillas, divertidas, bellas, sugerentes, sonoras, curiosas… Así podemos leer o escuchar chichisbeo, impecune, suripanta, lagarejo, alipori, vesania, sicofanta… y aunque no tengamos ni idea de su significado, el significante puede hacernos evocar ese significado desconocido o hacernos repetir y musitar cada sonido, en voz baja, intentando lograr comprender.


Una de las que más me gusta por su significante y su significado es AMANTE. Del latín amans- antis, es su participio activo. Activo, no pasivo. Amante es el que ama. No el /la que se entretiene con alguien, tiene una relación pasajera, sólo se deja querer, engaña o se burla del amado/a. Amante es el que ama de verdad. Me fascina su sonido y lo que entraña:


Por amiga, por amiga.
Por amiga, por amiga.
Sólo por amiga.

Por amante, por querida.
Sólo por querida.

Por esposa, no.
Sólo por amiga.

Rafael Alberti



jueves, 14 de julio de 2011

Tus ojos


Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento, mar sin olas,
pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro
de un árbol(...)

Octavio Paz

miércoles, 13 de julio de 2011

Contra los elementos...


Mi padre me envía a recoger los resultados de unos análisis clínicos. Día 11 a las 18.00 horas. No se te olvide. Descuida papá. A las seis como un reloj. Buenas tardes, vengo a recoger estos resultados. ¿A esta hora? Imposible, no hay nadie de enfermería, contesta María. Disculpe, pero le han indicado este día y esta hora a mi padre. María llama por teléfono a María José que se extraña igual que María. Después de dos o tres llamadas, paso a consulta de enfermería de María José. María José está acompañada por X. ¡Qué raro que le hayan dicho a esta hora! Pero vamos a intentarlo. Tienen que estar los resultados en el ordenador. Yo no lo he hecho nunca, pero he visto cómo se hace. Es que, la que suele hacerlo, Charo, está tomando un café. María José lo intenta con calma, mucha calma, pero con ganas: el día antes que el mes, seguido del número de referencia, no, el mes antes que el día, seguido del número de referencia, el día con un 0 delante, porque no tiene dos cifras…X le da consignas porque es el mismo programa informático del hospital en el que trabaja, pero ni por esas. Necesitamos refuerzos, así que llaman a Charo, la del café, que les indica cómo llegar hasta los resultados, pero no aparecen. Pantalla en blanco. No te preocupes. Llamamos de nuevo a María y le pasamos la pelota. María, por favor, sube a primera planta con esta señora y busca en consulta 2 el informe de este paciente. Me encuentro con María en el pasillo, y muy amable, me indica que “ya sabía que le iba a tocar a ella”. Llegamos a consulta 4 y María enciende un ordenador, lento, lentísimo, y para mi sorpresa, vuelve a entrar en el mismo programa informático y realizar tentativas como las anteriores: el día antes que el mes, seguido del número de referencia, no, el mes antes que el día, seguido del número de referencia, el día con un 0 delante, porque no tiene dos cifras… Le comento que Charo ha dicho que el mes antes que el día seguido del número de referencia. De nuevo pantalla en blanco. Espera voy a intentarlo, a ver si lo estamos haciendo bien, con unos análisis de una vecina que tengo que sacar porque, ¿sabes?, está embarazada. ¡Voilà! Los de la vecina si aparecen. Deducción lo estamos haciendo bien y además son correctos los índices de hematíes y triglicéridos en la vecina. Mientras ella lee los resultados, consulto mi reloj. Treinta dos minutos en busca del análisis perdido. Pues nada, tendrás que pasarte mañana por la mañana, a ver si alguien puede dártelos. Disculpe, mañana mi padre tiene consulta en Cádiz y debe llevarse estos análisis. Bueno, vamos a buscar en estas carpetas. Y aparecen los resultados. ¡Ah!, no, son del 3 de mayo. ¿Y qué hacen aquí estos resultados? Estaban extraviados, los habían enviado a Paterna. Desconozco si mi padre ha estado alguna vez en su vida en Paterna. Me entrega esos, pero no son los que buscamos.

A esto, seis llamadas de teléfono a mis padres para intentar averiguar el nombre de su médico a ver qué podemos hacer, pero lograr que mi madre coja su móvil es parecido a eso del camello y el ojo de una aguja. Antes de marcharme, paso por la puerta de una consulta médica que está atendiendo en ese momento a pacientes. Recuerdo que en alguna ocasión he acompañado a mi padre al médico en esa consulta. Espero unos minutos y, entre paciente y paciente, me cuelo y pregunto a la doctora si mi padre es su paciente. No, tenía que ser no. Desisto y bajo las escaleras. Antes de marcharme, paso por el mostrador de María y le doy las gracias. Le explico lo del médico. ¡Ah!, el nombre del médico podemos dártelo ( a buenas horas, mangas verdes). Ahora el ordenador de María va muy lento. Vamos al mostrador de otra señora que introduce nombre y apellidos de mi padre. Aquí está, el doctor Z, y casualmente está en consulta esta tarde. Obviamente, ya deduzco quién tiene los análisis. Subo de nuevo a consulta. Diez minutos ante una puerta cerrada. Consulto el reloj, cincuenta minutos llevo ya entre esas paredes. Por fin, se abre la puerta. Buenas tardes, venía por los análisis de este señor. Pase, me extrañaba, había quedado con él a las seis. Estoy a punto de soltarle una fresca. Pongo mi mejor sonrisa y le explico en diez segundos los últimos cincuenta minutos. Se extraña. En usted entiendo que haya dado tantas vueltas, pero no lo entiendo del personal, la tenían que haber pasado a consulta. Respiro hondo. Venga, vamos a lo que vamos. Y ahí que de nuevo abre el sexto ordenador de la tarde, entra en el mismo programa de los seis anteriores, e introduce la misma clave. Ya le adelanto que no van a estar los resultados de mi padre. Me mira levantando la ceja izquierda. Pantalla en blanco. Efectivamente, señor doctor. Es lo mismo que llevamos haciendo desde hace casi una hora. Después de cinco minutos, por fin, por fin, aparecen los benditos resultados. Verá, no los encontraban porque no estaban a nombre de su padre sino del médico del hospital que los había solicitado. Mi último pensamiento no puedo escribirlo. ¡Vaya protocolo médico! En fin, después de imprimirlos dos veces, pues se cortaban los folios, consigo tener en mi mano los ansiados resultados. Antes de marcharme, me comenta muy amablemente, que de todos modos, no hacía falta que fuese por los resultados, que están colgados en un servidor central y el médico de Cádiz, podía haberlos consultado desde su ordenador. ¿Y esta información no la puede saber la primera señora del mostrador que me atendió hace ya una hora? De nuevo recompongo mi mejor sonrisa y le doy las gracias, por nada.

Ayer consulta en Cádiz. Lo primero que le hacen a mi padre es un análisis de sangre. ¿Por qué, papá? Si nosotros traemos los resultados que recogí ayer. Es que dice el médico que pueden variar en unos días los índices y que mejor hacer unas pruebas nuevas. Ni contesté. Preferí irme a desayunar.


domingo, 10 de julio de 2011

Recogiendo calcetines

Esta entrada no la he escrito yo. Su autora es Mermelada de moras( Julia, se llama igual que mi hija) y escribe divinamente. Lo que da de sí un par de calcetines...

Recogiendo calcetines, me ha venido a la cabeza una comparación que me ha apetecido compartir. Creo que la vida y las relaciones son como los calcetines y sus historias; hay parejas de ellos que encajan a la perfección, que no causan problemas, que se lavan y secan al lado y vuelven al cajón juntos.

Otros calcetines se pierden por el camino, se intenta buscar un sustituto, pero el color no es exacto, la textura tampoco y muchas veces terminan por quedarse sueltos. A veces, con mucha suerte, un calcetín sin pareja durante meses puede volver a encontrarla (bajo la cama, tras la mesilla, en alguna maleta...), darse una segunda oportunidad y volver a ser felices.

A veces aunque dos calcetines no encajen del todo pueden servir para la misma utilidad y funcionar juntos para siempre, ser muy felices y encontrar en sus diferencias la gracia de su relación.

A mí personalmente me encanta esta imagen, en las diferencias está la riqueza y qué más da lo que digan, mientras abriguen bien tus pies...



¿Y tú, has encontrado a tu par?

viernes, 8 de julio de 2011

Malabares

Más de cuarenta años trabajando en casa y en su negocio. Cuatro hijos y muchos veranos que resolver. Levantarse temprano, preparar la comida que nosotros bajábamos a la playa y allí esperábamos a que llegasen nuestros padres para darnos el primer baño del día. La comida, el breve descanso y de nuevo vuelta al trabajo mientras que algún familiar cercano nos “echaba un ojo” hasta que nos volvíamos a casa donde esperábamos de nuevo a nuestros padres. Y así hemos pasado los veranos más felices de nuestras vidas, llenos de arena, juegos, baños y atardeceres. Íbamos a mariscar a las piedras, paseábamos hasta el límite mental que nos imponían los fortines al final de la playa y el chocolate se derretía entre el pan caliente en el mes de agosto.

Y no, ninguno de los cuatro hermanos tenemos ningún trauma. Ni tenemos la sensación de abandono, nos cuidaban en la distancia y con largos tentáculos hacían malabares para que no lo notásemos. Vaya mérito.

Sin querer generalizar, ahora no sabemos qué hacer con nuestros hijos durante el verano y buscamos talleres, campamentos de verano y decenas de actividades para tenerlos entretenidos. No lo critico, las circunstancias son otras.

Hoy, 8 de julio, es el cumpleaños de mi madre, y me han venido a la memoria esos veranos que nos regalaron y que se han quedado grabados para siempre. Hoy me encantaría verme en la orilla de la playa con el cubo y la pala, jugando con la arena, y medio mojada, volver la vista hacia el sombrajo y verte sentada disfrutando del sol.

Felicidades, mamá.

jueves, 7 de julio de 2011

Tú eres el regalado

El primer propósito de estas vacaciones: quitarme el reloj.
Y más desde que leí estas palabras de Julio Cortázar:

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

(De todos modos lo llevaré a arreglar, se le ha roto el cristal, para cuando tenga que regalarme de nuevo)

miércoles, 6 de julio de 2011

Soy un es cansado

Hace exactamente noventa y cinco minutos que acabo de finalizar mi vigésimo curso. ¡Veinte años! ¡Cómo vuela el tiempo!
No podría ya nombrar a tantos alumnos que han pasado por mis clases. Algunos ya rondan los treinta años, se han casado y han tenido sus primeros hijos, es decir, tengo " nietos pedagógicos".
Acabo de comenzar las ansiadas vacaciones y, eso mismo, ansiedad es lo que siento en este momento. Como todos los años, necesito adaptación. Después de diez mil informes, juntas, pruebas de escala, pruebas de registro, pruebas de referencia de la expresión escrita( a ver qué se inventan para el curso próximo las altas esferas educativas), corrección de exámenes, calificaciones, seguimiento de alumnos, programaciones,corrección de artículos y circulares, pruebas de ingreso..etc, etc, etc, una llega a estas fechas con la lengua fuera y el corazón a cien por hora.
Necesito desaceleración y entrar en un aburrimiento absoluto. Eso es lo que necesito, distinto es que lo consiga.

En esta primera tarde, me siento como Quevedo:

Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto;
soy un fue, y un será y un es cansado.